miércoles, 31 de enero de 2018

Entrevista a Marina Morante, del CDR de Nou Barris

Catalunya sigue llenando las primeras lineas de los periódicos. La prensa se hace eco de todo lo que ocurre a nivel judicial y político. Los hechos son tenaces: más de 2 millones de personas votaron tanto en las pasadas elecciones como en el Referéndum del 1 de octubre a opciones independentistas y/o nacionalistas y decenas de miles han participado y participan en movilizaciones regulares en defensa de los resultados del 1 de octubre y exigiendo la libertad para lxs presxs políticxs. Muchas de esas personas se han organizado en los Comités de Defensa de la República (CDR). Entrevistamos a Marina Morante, miembro del CDR de Nou Barris.

Gracias por dedicarnos este tiempo, Marina.



¿Cómo se vivieron en Barcelona las jornadas previas al Referéndum del 1 de octubre?

El 6 de septiembre se aprobó la Llei del Referèndum y el Presidente Puigdemont y los consellers firmaron la convocatoria. Al día siguiente, el Tribunal Constitucional suspendió de forma cautelar la ley. En este momento, se empieza a activar la maquinaria represiva del Estado Español para intentar evitar el referéndum de autodeterminación de Catalunya. El TSJC admite la petición de fiscalía por desobediencia, prevaricación y malversación de fondos públicos, se intervienen las cuentas de la Generalitat de Catalunya, se ordena a los cuerpos represivos requisar todo aquello que tenga relación con el referéndum…Y obviamente la población catalana responde.

Se empiezan a organizar huelgas estudiantiles y la ocupación simbólica del edificio central de la Universidad de Barcelona, habilitándolo con ordenadores para facilitar a la gente mayor, principalmente, saber donde podían votar. También se responde ante la entrada de la Guardia Civil y la Policía Nacional en la Conselleria de Economia, de Exteriores, de Trabajo y de Gobernación. Aquí se produce la concentración del 20 de septiembre, donde 3 coches de la Guardia Civil fueron dañados, y por la cual se acusa a Jordi Sánchez y Jordi Cuixart de sedición.

Estaba claro que el choque de trenes se acercaba y que era necesaria la autorganización popular para garantizar el referéndum.






El 1 de octubre el pueblo catalán demostró un ímpetu arrollador. ¿Ha habido cambios sociales que expliquen un nivel tan alto de movilización?


En mi opinión, el 1 de octubre marcó un antes y un después en varios aspectos. En primer lugar, cerró una fase de concepción generalizada de que se puede dialogar con el régimen del 78 y de que este puede ser reformado. Así pues, abrió una fase de necesidad de ruptura y de cambio, siendo una opinión más o menos generalizada en las calles.

Por otro lado, el 1 de octubre demostró que para romper con el régimen del 78 y hacer efectivo el derecho a la autodeterminación, hay que focalizarse en la autorganización popular y la movilización. Mucha gente se sintió por primera vez empoderada, un agente activo que podía hacer cambiar las cosas desde la base. Durante la jornada de defensa de los colegios electorales se generó, sin duda, una lección de empoderamiento, de hermandad y de unidad de acción que inspiró la posterior movilización.



¿Cómo surgen los CDR? ¿Quién los integra?


Los Comités tienen dinámicas diversas y surgieron de distintas maneras. El CDR de Nou
Barris nació a mediados de junio para garantizar el referéndum y elaborar una campaña en el distrito a favor del Sí, llamada “Por un Sí de clase”. Por ese entonces, el Comité estaba integrado principalmente por activistas sociales en defensa del derecho a decidir.

Después del referéndum, el día 2 de octubre, convocamos asamblea abierta para los vecinos y vecinas del distrito… ¡No cabíamos en el Casal Popular! En ese momento, el carácter del Comité cambió radicalmente. Vecinos y vecinas que no habían participado de los movimientos sociales se acercaban a las asambleas del Comité que hacíamos al aire libre. En general, los Comités son espacios de unidad de acción formada por gente muy diversa.


¿Creéis que tienen el potencial de convertirse en órganos de contrapoder? Desde fuera de Catalunya interpretamos que tanto los CDR como el resto de elementos de autoorganización popular fueron determinantes para el éxito del 1 de octubre.


No cabe ninguna duda de que los CDRs fueron clave para el referéndum y las dos posteriores huelgas generales (3 de octubre y 8 de noviembre). El 1 de octubre fue el CDR, almenos en Nou Barris, quien, junto a la comunidad educativa de los centros, motivó la ocupación de los centros electorales organizando “fiestas de otoño”, durante el sábado, para evitar su cierre. También se creó una red de responsables por centro para coordinarse y evitar que la Policía Nacional y los Mossos d’Esquadra requisaran las urnas.

El 3 de octubre, los CDRs organizaron asambleas masivas para organizar columnas desde los barrios, pueblos y ciudades, para hacer piquetes informativos e ir a la masiva manifestación de la huelga. El 8 de noviembre, los CDR bloquearon el tránsito a nivel nacional y puntos clave de la frontera sur, oeste y norte.

Estas acciones son fruto de una autoorganización popular increíble, pero creo que decir que son organismos de contrapoder es demasiado ambicioso. Pienso que para llegar a serlo, hace falta una incidencia mayor de los CDRs hacia los trabajadores y trabajadoras de los sectores económicos estratégicos catalanes, por ejemplo creando CDR sectoriales en las fábricas y empresas. También creo que deberíamos tener mayor independencia política de los demás agentes políticos y desarrollar una estrategia propia aprendiendo de lo vivido: que la independencia no será un proceso de ley a ley, sino un enfrentamiento entre el proceso constituyente y el proceso ya constituido (como señalaba Joan Manel Busqueta).




¿Cómo se ve desde los CDR a los distintos actores políticos que estos días tienen en su mano la gobernabilidad de la Generalitat?


Supongo que en los CDRs habrá tantas opiniones como personas que participan en ellos. Sí que es cierto que existe un sector, con el cual me identifico, que pensamos que JxCat y ERC llevan tiempo desarrollando un discurso autonomista más que haciendo efectiva la autodeterminación. Por ejemplo, señalan que la primera prioridad son los presos políticos, que “hay que recuperar las instituciones” y que hay que “volver a la normalidad pre-155”. Este no es el mandato popular del 1 de octubre. Parece ser que el único partido que no ha abandonado el discurso de la unilateralidad es la CUP-Crida Constituent.

La prioridad es conquistar la República, social por supuesto. La defensa del derecho a la autodeterminación sabíamos que no iba a ser sencilla, y lo digo con la mano en el corazón por los presos políticos. Tampoco hay que recuperar las instituciones autonómicas, hay que crear instituciones republicanas y soberanas.




¿Cómo se ha vivido el pasado proceso electoral? ¿Qué postura han tomado los CDR? ¿Se barajó en algún momento la opción del boicot a las elecciones? Y, si es así, ¿en qué términos?


Partiendo que cada CDR es autónomo, las elecciones del pasado 21D se vivieron de formas muy distintas. Había un sector que apostábamos por el boicot a las elecciones, entendiendo que eran ilegítimas y una fase más de la represión al movimiento independentista. Aún así, cuando todos los partidos del “bloque del SÍ” decidieron entrar en el escenario de elecciones, la población, mayoritariamente, las tomó como un plebiscito (hecho que explica, en parte, la alta participación). Ante esta situación, en mi opinión, no tenía sentido seguir levantando la consigna del boicot: era hora de incidir en la necesidad de la movilización y la unilateralidad.

Muchos CDRs, ante la situación, desarrollaron un discurso con tres líneas básicas. En primer lugar, señalamos las elecciones como ilegítimas y como una imposición del Estado Español. Segundo, se desarrolló una campaña pidiendo el voto por la República y contra del 155, sin llamar a votar a ningún partido en concreto. Y por último, incidimos en la necesidad de la unilateralidad y la movilización popular como única vía para conquistar la República.

Por otro lado, la mayoría de CDRs a nivel nacional desarrollaron, junto a ANC y con el apoyo de la CUP, la campaña “Tu votes, tu comptes”. Esta campaña tenía como finalidad realizar un recuento popular paralelo, garantizando 2 personas apoderadas por mesa. Los motivos principales fueron, además de evitar un posible fraude electoral, volver a recuperar los colegios electorales y acompañar en la votación a muchos vecinos y vecinas que habían expresado temor a ir a votar después de las experiencias vividas el 1 de octubre.



¿Consideráis que el reciente proceso electoral ha podido servir de balón de oxígeno al estado español y ha supuesto un freno en la movilización social de los últimos meses?


En mi opinión, sí. Si bien es cierto que los resultados electorales no eran los esperados por el gobierno español, la convocatoria de las elecciones ha supuesto un freno a la movilización. ¿Por qué? Porque como he dicho antes, el 1 de octubre supuso un cambio en la mentalidad de parte de la población, haciéndoles ver que eran agentes activos y que las cosas, con organización y movilización, podían cambiar. Las elecciones han vuelto a poner el foco en la institución, dejando la calle en un segundo lugar. Me da la sensación que tuvimos el balón en nuestras manos y que ahora lo tiene otra vez la institución, que hemos pasado de “que hacemos” a “a ver qué hacen”. Pero esto puede volver a cambiar en las próximas semanas.



¿Creéis haber recibido apoyo suficiente desde la izquierda estatal? ¿Qué tareas creéis que tenemos enfrente para ayudaros a llevar adelante vuestro papel?


Opino que no, que mucha gente ha quedado muy decepcionada con el papel de la izquierda estatal. Existe un discurso de que el movimiento independentista es “racista, avaricioso” y un movimiento burgués. Después de ver decenas de miles de personas movilizadas en mi barrio, en Nou Barris, una zona castellanoparlante y de tradición obrera, queda claro que estas afirmaciones están totalmente alejadas de la realidad. La izquierda estatal debería combatir esta concepción y desarrollar al máximo la solidaridad de clase y entre los pueblos.

Por otro lado, también es cierto que existen movimientos solidarios en todo el Estado Español que han convocado mítines, manifestaciones y concentraciones en solidaridad con el pueblo catalán. Ese, sin duda, es el camino.




¿Alguna anotación última que consideres importante?


Me gustaría señalar que los CDRs, al mismo tiempo que exigen la materialización de la República, tienen en sus manos una tarea no menos importante: la ampliación de la base social republicana. Hay que seguir trabajando para que la clase trabajadora, principalmente de las zonas castellanoparlantes, vean en la República no una cuestión identitária nacionalista, sino una punta de lanza contra el régimen del 78 y una oportunidad de cuestionar, luchar y conquistar: una independencia para cambiarlo todo. Hay que batallar para que la República se construya en base a un Proceso Constituyente Popular.


Muchas gracias por tu tiempo,Marina.

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